Con mucho cuerpo


Ignacio Martínez/EIA

La mayor parte de los estudios que se realizan en el campo de la evolución humana están enfocados a una región anatómica muy concreta: la cabeza. Cráneos, mandíbulas y dientes son los habituales protagonistas de las publicaciones científicas, hasta el punto de que se podría pensar que el estudio del resto del cuerpo no presenta mayor interés para conocer el pasado de nuestro linaje. Y sin embargo, hay cuestiones trascendentales de nuestra historia evolutiva, como el grado de encefalización, el tipo de desarrollo, el gasto metabólico y el dimorfismo sexual, que solo pueden estudiarse a partir del conocimiento del tamaño (en peso y estatura) y de las proporciones corporales. Desafortunadamente, es muy difícil aproximarse a esos problemas por la escasez generalizada de fósiles del esqueleto postcraneal (de cuello para abajo) en el registro de la evolución humana. Para la mayoría de las especies de homínidos, con las excepciones de los neandertales y de los humanos modernos, apenas contamos con fósiles del esqueleto postcraneal, lo que dificulta enormemente, cuando no impide, el conocimiento de las cuestiones fundamentales de sus cuerpos.

En este contexto, la extraordinaria colección de fósiles humanos de la Sima de los Huesos cobra una importancia capital. En la muestra de este yacimiento burgalés no solo están representados todos los huesos del esqueleto humano, algo inaudito en cualquier otro yacimiento, sino que además muchos de los fósiles están completos y en perfecto estado de conservación, y corresponden a distintos individuos de ambos sexos y diferentes edades de muerte. Se trata de un caso único para conocer cómo era el cuerpo de una especie humana anterior a los neandertales.

A lo largo de las tres últimas décadas, el Equipo de Investigación de Atapuerca ha ido rescatando, restaurando y recomponiendo, fragmento a fragmento, una valiosísima colección de fósiles del esqueleto postcraneal. Durante ese tiempo se ha ido forjando un grupo de especialistas en el estudio de esas regiones anatómicas que hoy se encuentra en la vanguardia del panorama internacional. El fruto del trabajo de todos esos años se presentó a la comunidad científica en una sesión monográfica del 84º Congreso de la Sociedad Americana de Antropología Física que tuvo lugar en el mes de marzo de este año en San Luis (EE. UU.) y que ahora se acaba de publicar en la prestigiosa revista Proceedings of the National Academy of Sciences of USA.

El estudio ofrece una valiosísima información sobre todas las regiones anatómicas del esqueleto postcraneal de los humanos de la Sima de los Huesos y nos permite establecer de manera firme cómo eran aquellos primigenios pobladores de la sierra de Atapuerca. Se trataba de personas cuya estatura era como la de una población humana moderna de la misma latitud, con un promedio para las mujeres cercano a los 160 cm y de casi 170 cm para los hombres. Su cuerpo era más ancho que el de las personas actuales, lo que determinaba que su peso corporal fuera muy elevado para su estatura, con individuos masculinos que rebasaban los 90 kg de peso. También ha sido posible establecer que las diferencias entre hombres y mujeres, en cuanto a tamaño corporal, eran iguales que las que se dan actualmente en las poblaciones humanas. La relación entre el peso de su cerebro y el peso de su cuerpo (técnicamente denominada encefalización) nos muestra que tenían cerebros relativamente menores que los de los neandertales y que los de los humanos actuales.

Por otra parte, el estudio comparativo ha puesto de manifiesto la existencia en la colección de la Sima de los Huesos de algunos rasgos que también se encuentran en las poblaciones neandertales, aunque en la mayor parte de los caracteres anatómicos los fósiles de la Sima de los Huesos muestran una morfología más primitiva. Estos resultados coinciden con los obtenidos en los estudios previos realizados sobre cráneos, mandíbulas y dientes. En opinión del equipo de investigadores, estos datos señalan que los humanos de la Sima de los Huesos se encuentran entre las poblaciones europeas que dieron lugar, 200.000 años más tarde, a los neandertales, pero que aún mantenían, en todo el esqueleto, un patrón primitivo generalizado que permite distinguirlos con facilidad de los neandertales.

Si los parecidos encontrados entre ambas humanidades justifican la inclusión de los fósiles de la Sima de los Huesos en la misma especie que los neandertales o si, por el contrario, las numerosas diferencias presentes entre ambas aconsejan atribuir los fósiles burgaleses a una nueva especie humana, es la cuestión que ocupa ahora a los investigadores y cuya solución no tardará en ser conocida.