LOS CAMPAMENTOS DE GRAN DOLINA (TD10.1)


La parte superior de Gran Dolina se empezó a excavar en 1984 y, desde 1996, se ha convertido, con sus 100 m2, en la excavación más grande de Atapuerca.

El yacimiento es la entrada de lo que fue una cueva abierta hacia el valle del río Pico. En su tramo superior, TD10.1, se ha recuperado un registro arqueológico compuesto por más de 50.000 restos faunísticos y más de 22.000 instrumentos de piedra. Estos objetos aparecen acumulados en una capa de sedimentos de un metro de grosor, resultado de eventos sucesivos en el tiempo.

Los estudios geoarqueológicos, espaciales, zooarqueológicos y tecnológicos nos permiten ir avanzando en la interpretación de estas acumulaciones. Globalmente, consideramos este registro como el producto de campamentos, esto es, de espacios de hábitat ocupados por grupos relativamente grandes y durante periodos prolongados. En ellos se desarrollarían actividades domésticas, en oposición a otros enclaves, en los que se realizarían tareas más específicas o esporádicas, como el aprovisionamiento de alimentos o de materias primas para la elaboración de herramientas.

Es difícil saber con certeza la duración de cada uno de los campamentos; sin embargo, gracias a la excavación sistemática, al estudio de los materiales recuperados y al análisis de su ubicación, hemos identificado diferentes momentos y tipos. En unas capas, se han documentado concentraciones muy densas de material, con zonas bien delimitadas en las que se procesaron por completo animales, especialmente ciervos y caballos, y se produjeron y usaron herramientas líticas. En otras capas, las ocupaciones están menos estructuradas, fruto de estancias más cortas, reflejando un uso más circunstancial de la cavidad. Ambos tipos serían característicos de los grupos de cazadores-recolectores del Pleistoceno medio.

La información contenida en estos campamentos, complementada con los datos de yacimientos como Galería o la Sima de los Huesos, nos permiten estudiar, como en muy pocos lugares del mundo, los ecosistemas de hace entre 300.000 y 500.000 años, y, muy especialmente, cómo los grupos de homínidos preneandertales los explotaron y se adaptaron a ellos.

Andreu Ollé IPHES