Pilar Fernández Colón | Elena Lacasa Marquina / CENIEH

La conservación del patrimonio cultural, responsabilidad de todos (X)


Muchas técnicas analíticas diseñadas para el desarrollo de ciencias como la física o la medicina se aplican desde hace décadas como herramientas para la conservación del patrimonio cultural. La tomografía axial computarizada (TAC), patentada en 1972, es una técnica de diagnóstico médico que genera imágenes digitales del interior de cualquier material que pueda ser atravesado por los rayos X. Poco después de su invención, ya empezó a ser utilizada para diagnosticar el estado de conservación de objetos culturales como tallas de madera, fósiles o momias (cuáles eran las causas de degradación, la naturaleza de los materiales, etc.)

La aplicación del TAC para el estudio de la estructura interna de los bienes culturales supuso un gran avance frente a las radiografías convencionales, ya que permitió obtener y trabajar con secciones e imágenes 3D de alta resolución y sin superposiciones. Además, al ser una técnica no destructiva, conserva la integridad del bien sin que haya que seccionarlo para acceder a su interior. En el campo de la evolución humana, donde los hallazgos son escasos y científicamente muy valiosos, el auge del uso de esta técnica con equipos de microtomografía computarizada (de menor tamaño, pero con una resolución muy superior al TAC), ha generado más recursos para la investigación, desarrollados en conjunto con los softwares de imagen.

Sin embargo, aunque la técnica no sea destructiva, tampoco es inocua, ya que durante el proceso de escaneado se producen cambios de temperatura (T) y humedad relativa (HR) que pueden comportar daños estructurales en los bienes culturales. Los efectos de estos factores perniciosos dependerán del estado de conservación del bien, del tiempo de escaneo y del comportamiento ambiental del equipo. Por tanto, como medida de conservación preventiva debe estudiarse si un bien cultural puede someterse a este proceso, si realmente es necesario que se haga (por estudio o conservación), y si el equipo, una vez analizado climáticamente, funciona dentro del rango de valores de T (temperatura) y HR (humedad relativa) compatibles con la conservación de dicho bien. Asimismo, hay que garantizar que se realice un único escáner por pieza, y hacer el seguimiento ambiental de cada proceso.

Desde el punto de vista de la salvaguarda del patrimonio cultural, el uso de esta técnica ofrece ventajas como facilitar, por ejemplo, la diagnosis de conservación de objetos fabricados con materiales de diversa naturaleza o incluidos en matrices de sedimento endurecido. Al mismo tiempo, las imágenes obtenidas sirven de apoyo a la restauración, o incluso, permiten evitarla si no se precisa ya que se pueden reconstruir virtualmente las estructuras fracturadas, deformadas o desplazadas, posibilitando su estudio y favoreciendo la conservación del original. De este modo se minimiza la manipulación directa e incluso se pueden obtener réplicas 3D del objeto virtualmente “restaurado” (también con fines divulgativos).

El continuo perfeccionamiento de las técnicas analíticas ha permitido abrir o ampliar líneas de investigación sobre el patrimonio cultural. Para asegurar su salvaguarda para el futuro, antes del empleo de nuevos equipos, hay que crear protocolos de conservación que permitan un uso sostenible, ya que nunca deben dejarse a la improvisación las actuaciones que se refieren al patrimonio.