En busca de nuevos datos sobre los ecosistemas del centro de la península en el Cuaternario


Por Nohemi Sala y Adrián Pablos / CENIEH

El Equipo de Investigación de Atapuerca (EIA) reestudia un yacimiento clásico del interior peninsular con nuevas técnicas que han permitido reconstruir los ecosistemas en tres momentos de la prehistoria.

El interior de la península ibérica cuenta con unas condiciones orográficas particulares que hacen que este territorio sea especialmente vulnerable a las oscilaciones climáticas del Cuaternario. Estas condiciones pudieron ser decisivas para las poblaciones humanas del Paleolítico en momentos críticos de cambios culturales y biológicos: por ejemplo, en la transición entre el Paleolítico medio y el Paleolítico superior, cuando desaparecieron los neandertales y llegaron a Iberia los humanos de nuestra propia especie.

La información que brindan los yacimientos paleontológicos es valiosa para descifrar las condiciones climáticas y ambientales representadas en cada uno de los yacimientos o estratos, como si se tratase de una fotografía, de cada momento preservado. Cuantas más fotografías se tienen, mayor resolución cronológica se puede llegar a obtener, pudiendo reconstruir los cambios significativos en las condiciones climáticas y ecológicas a lo largo del tiempo, y averiguar cómo estas pudieron influir en las especies que habitaron esos ecosistemas, incluidos los humanos. Sin embargo, el registro arqueoaleontológico sigue siendo escaso en el centro de la península.

Un yacimiento clásico del interior peninsular es la Cueva de los Torrejones, ubicado en la localidad de Tamajón (Guadalajara), el cual fue descubierto y excavado durante la década de los años noventa del siglo XX. Un nuevo equipo liderado por Nohemi Sala y Adrián Pablos, del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), ha retomado los trabajos de excavación en esta cueva y ha reestudiado los restos recuperados en esos años. Durante las últimas décadas, se han refinado las metodologías analíticas de excavación y estudio de restos, permitiendo precisar las interpretaciones obtenidas. Recientemente, este grupo, formado por un nutrido número de investigadores del EIA, ha publicado en la revista Quaternary Science Reviews los datos obtenidos en estos nuevos análisis.

Los resultados alcanzados han permitido la detección de, al menos, tres cronologías registradas en el yacimiento: el episodio más antiguo corresponde al periodo comprendido entre los 90.000 y los 70.000 años antes del presente (entre los denominados estadios isotópicos marinos MIS-5 y MIS-4), en el que la cueva fue utilizada como guarida de carnívoros. Las condiciones inferidas en este espacio de tiempo apuntan a un clima templado y húmedo con un rico y variado ecosistema habitado por hienas, leopardos, rinocerontes y tortugas, entre otros animales vertebrados. El segundo episodio está representado por una asociación faunística fechada en unos 30.0000 años de antigüedad y es indicativo de condiciones ambientales más frías y áridas compatibles con el cambio climático detectado previamente en el centro peninsular para estas cronologías. El último corresponde al Calcolítico, datado aproximadamente entre 4.500 y 5.000 años antes del presente, en el que los humanos utilizaron la cavidad para acumular reiteradamente los cadáveres de sus difuntos. El análisis de ADN mitocondrial de un hueso humano de este nivel arqueológico ha permitido asignarlo al haplogrupo K, originario de Próximo Oriente, y que se desplazó hacia Europa occidental en el Neolítico.

Durante los próximos años, el equipo liderado por Sala y Pablos seguirá excavando yacimientos en la región de Tamajón para poder completar las páginas en blanco del registro arqueopaleontológico de esta inhóspita región.

En este trabajo han participado investigadores del CENIEH, Universidad Complutense de Madrid, Centro Mixto UCM-ISCIII de Evolución y Comportamiento Humanos, Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES), Universidad del País Vasco (UPV/EHU), Universidad de Oviedo, Sociedad de Ciencias Aranzadi, Universidad de Alcalá, Instituto Max Plank y Universidad de Tübingen (Alemania), Universidad de Zaragoza, Aragosaurus, Instituto Universitario de Ciencias Ambientales de Aragón (IUCA) e Instituto Geológico y Minero de España (IGME). Además, han colaborado el Grupo Espeleológico Abismo y el Ayuntamiento de Tamajón.

Las excavaciones e investigaciones en la Cueva de los Torrejones están financiadas por la Junta de Comunidades de Castilla la Mancha, el CENIEH y el proyecto ERC MULTIPALEOIBERIA.

Referencia:

Sala N., et al., 2021. Cueva de los Torrejones revisited. New insights on the paleoecology inland Iberia during the Late Pleistocene. Quaternary Science Reviews, 253, 106765. DOI: https://doi.org/10.1016/j.quascirev.2020.106765