La Fundación Aspanias y la microfauna de los yacimientos de Atapuerca


Por Gloria Cuenca Bescós / Universidad de Zaragoza

En marzo de 2014, hace ya seis años, los amigos de la Fundación Aspanias me llamaron para pedirme una conferencia para celebrar su 50 aniversario, 1964-2014. Querían una síntesis de los trabajos que veníamos desarrollando desde el año 2008. Mi participación iba a ser doble: por una parte, iba a hablar a sus socios ancianos en la residencia de la Fundación para las personas mayores y, por otra, iba a impartir una conferencia en el salón de actos Cajacírculo de la Plaza de España (Burgos) sobre el estudio de los microfósiles que trían los colaboradores de Aspanias y la paleoecología de los homínidos de los yacimientos de Atapuerca. Fui a Burgos con una ilusión tremenda, pues siempre he trabajado con los jóvenes de esta asociación, pero no había tenido la oportunidad de conocer a los mayores.

Sí, ya han pasado doce años desde que los monitores, responsables y alumnos de la Fundación Aspanias y nuestro equipo de investigación de la microfauna de Atapuerca empezamos a desarrollar un trabajo conjunto, importantísimo para obtener buena parte de los microfósiles de los yacimientos, una vez han sido lavados durante las campañas de campo en el río Arlanzón. El tiempo pasa velozmente cuando se trabaja a gusto y con la continuidad que garantiza un buen trabajo.

En qué consiste la colaboración entre Aspanias y Atapuerca

Cuando oímos hablar de Atapuerca pensamos en las cuevas donde se han encontrado restos fósiles de seres humanos. Estos, junto con las herramientas en piedra que fabricaban, son la evidencia más antigua de la humanidad en Europa.

Pero tan importante como estudiar los fósiles y los restos arqueológicos es saber la edad geológica y el estudio del paisaje y del clima en el que vivieron esos seres humanos. Nuestros ancestros, ¿qué antigüedad tienen? ¿Cómo sabemos la edad? ¿Tuvieron que vérselas con climas extremos? ¿Tuvieron que soportar cambios climáticos como el que nos amenaza en la actualidad? ¿Tenían caza abundante o la naturaleza era pobre y magra en recursos?

Estas preguntas que nos hacemos los científicos en el Equipo de Investigación de Atapuerca se van respondiendo aplicando diferentes métodos y técnicas de trabajo. Uno de ellos es el estudio de la microfauna.

La edad geológica con fósiles: bioestratigrafía

El estudio de la edad geológica mediante el análisis de los fósiles se conoce como bioestratigrafía. Microfauna es un término informal que se utiliza en paleontología y que incluye a vertebrados de pequeño tamaño. Generalizando, se pueden considerar como “micros” a los menores de 5 kilogramos de peso cuando están vivos. Al morir, sus huesos diminutos fosilizan y se convierten en las herramientas de la bioestratigrafía, pero el pequeño tamaño requiere técnicas especiales de excavación, preparación y estudio. La microfauna es importante, especialmente los roedores.

Los fósiles se obtienen junto con el sedimento que se excava en las cuevas, y los microfósiles necesitan que se desprendan de sí esos sedimentos para recuperarlos. Aquí es donde entran nuestros colaboradores de Aspanias, que ayudan en ese proceso hasta que se dividen las piezas útiles con aquel concentrado de huesos y piedras que hay que triar.

La extracción o separación de los fósiles del sedimento concentrado o reducido se llama triado. Este se ha realizado casi íntegramente en el laboratorio de vertebrados del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Zaragoza por un equipo de cerca de treinta personas (Proyecto Inaem-Fundación Atapuerca), que durante los años anteriores a 2005 estuvieron separando los fósiles del concentrado. La separación, conservación, restauración en algunos casos y almacenamiento de las piezas requiere de una ordenación metódica, con un cuidadoso etiquetado que permitirá el estudio posterior.

Durante la campaña de Atapuerca de 2007, se expuso a José María Bermúdez de Castro, codirector de las excavaciones, la necesidad de ayuda en el triado, dado que no dábamos abasto en la Universidad de Zaragoza. Así surgió la idea de expandir la colaboración que ya tenía la Fundación Atapuerca con Aspanias. Esta cooperación se centraba hasta ese momento en la actividad “Limpiemos la sierra”, que al final se ha convertido en una jornada de convivencia y medio ambiente. Más recientemente, Aspanias participa también en la lectura fácil de este periódico.

Ese mismo verano de 2007 me puse en contacto con los responsables de la formación de los jóvenes integrantes de Aspanias representados por Juanjo Sedano. En el otoño viajé a Burgos con Juan Rofes y les dimos una pequeña charla-taller al equipo de monitores y a los responsables sobre lo que tendrían que hacer y nos pusimos manos a la obra. Les preparamos unas pequeñas guías de trabajo y les dimos materiales de triado, pinzas, bandejas, cajas y bolsas para guardar los microfósiles, así como un pequeño manual de estas piezas.

En esos meses empezamos a diseñar el triado de la microfauna con el grupo Aspanias, de modo que la colaboración con el Proyecto Atapuerca iniciada hacía unos años por el equipo de investigación pudo tener continuidad y nuevas líneas de cooperación.

Los objetivos de esta cooperación son que los alumnos de Aspanias colaboren con el Equipo de Investigación de Atapuerca triando los microfósiles obtenidos del lavado de los sedimentos que rellenan las cuevas y que aprendan a distinguir restos fósiles de otros elementos.

Por nuestra parte, enseñamos a los alumnos de Aspanias los tipos de fósiles, a qué animales vivos pertenecen y la importancia de su trabajo para el Proyecto Atapuerca en particular y para el conocimiento sobre la edad, el clima y el paisaje de nuestros ancestros en general.

Cada año vemos los resultados. Es notable la capacidad de aprendizaje de estos alumnos sobre las técnicas necesarias para la extracción de los microfósiles. Además, el triado de los concentrados ha permitido recuperar miles de estas piezas de Atapuerca que han sido parte de importantes publicaciones y tesis doctorales.

Y no menos importante, con los años ha ido creciendo una gran amistad con los monitores, responsables y alumnos de Aspanias. Ellos nos recuerdan cada año que trabajan muy a gusto con nosotros… y nosotros con ellos. El resultado es un trabajo profesional, fino y muy gratificante.