El objeto apareció en el yacimiento vizcaíno de Aranbaltza

Descubren en la costa vasca una herramienta neandertal fabricada en madera hace 90 mil años


Hace 90 mil años, en la costa vasca, en Aranbaltza, había una población de seres muy robustos con un tórax y cadera anchos, extremidades cortas y con cráneo particular: arco superciliar, frente huidiza y sin mentón. Eran los neandertales.

Esta población vivía cerca del cauce de un rio, la temperatura era cálida pero ya se comenzaban a notar los primeros efectos de la época glacial. Era un grupo reducido de hombres y mujeres que vivían de forma nómada, desplazándose constantemente en busca de comida, pero que ya había aprendido a utilizar los materiales que les proporcionaba la naturaleza en su propio beneficio. Así, uno de ellos tomó un palo de tejo, le sacó punta con alguna piedra o con una de esas hachas de piedra que ya llevaban tiempo utilizando y luego lo pasó por el fuego, puede que para endurecerlo, puede que para hacerlo puntiagudo más fácilmente y, finalmente, la utilizó. Su uso fue muy variado, con esa rama de tejo buscó alimentos de entre las rocas, fragmentos de sílex para fabricar sus herramientas, cavó en la tierra, o quizás ensartó algún pequeño animal. Hasta que un día la olvidó o la perdió, y 90 mil años más tarde el equipo que dirige Joseba Ríos Garaizar, investigador y arqueólogo del CENIEH, tras años de excavaciones, la encontró.

Un hallazgo extraordinario

Los restos prehistóricos se encuentran más fácilmente en cuevas, donde el paso del tiempo y las condiciones meteorológicas han conseguido preservar mejor las huellas de las culturas prehistóricas. Encontrar un yacimiento al aire libre como el de Aranbaltza tiene algo de mágico. “Gracias a una obra de canalización Iñaki Líbano encontró restos líticos chatelperronienses que nos dieron la pista de que en ese área podía haber un asentamiento neandertal”, explica Ríos Garaizar.

Las excavaciones arqueológicas que se realizan en Aranbaltza, yacimiento situado en la localidad de Barrika en la costa de Vizcaya, es único por sus características, en primer lugar por la cantidad de niveles de estudio que presenta, y en segundo lugar, por lo difícil que resulta encontrar restos culturales de los neandertales al aire libre. “Estas excavaciones ofrecen datos básicos sobre la vida de estas poblaciones que vivían sobre todo al aire libre”, comenta Eneko Iriarte, geólogo y profesor de la Universidad de Burgos.

Tanto el estudio de los sedimentos como el contexto arqueológico en que se localizó el objeto han revelado que tiene una edad aproximada de 90 mil años, tiempo en que los neandertales poblaban la zona. Como explica Iriarte, “no es posible estar seguros de cómo llegó este utensilio hasta ahí, pero suponemos, por la información que nos dan otros niveles, que fue transportado unos metros por la corriente del rio hasta quedar sumergido en el limo”

El proyecto arqueológico de Aranbaltza se inició en 2013 con el objetivo de investigar las formas de vida de los últimos neandertales, responsables de la cultura Chatelperroniense, en el occidente de Europa. Las excavaciones, aún en curso, han revelado distintas ocupaciones de grupos de neandertales de entre 100 mil y 44 mil años de antigüedad, siendo por ello Aranbaltza un lugar excepcional para investigar la variabilidad de las formas de vida de estos grupos humanos.

El utensilio de madera más antiguo de la península

La conservación de utensilios de madera anteriores a 40 mil años en Europa es muy rara porque este material se descompone fácilmente. Sólo en unos sedimentos encharcados como los de Aranbaltza ha sido posible encontrar evidencias del uso de un material como la madera, que debió ser la tecnología más utilizada por los neandertales. “En el yacimiento quedan grandes extensiones de este tipo de sedimentos todavía por excavar, por lo que las expectativas de cara a futuras campañas de excavación son muy altas”, asegura Iriarte.

En la península ibérica hasta el momento sólo se han recuperado objetos de madera en los sedimentos de travertino del Abric Romaní (Barcelona), y en el resto de Europa sólo otros cuatro yacimientos (Clacton-on-Sea, Schöningen, Lehringen y Poggetti Vechi) han ofrecido utensilios fabricados en madera. “La datación del instrumento de Aranbaltza sólo puede ser aproximada, ya que nos basamos en los restos geológicos junto a los que se encontraba, pero sabemos que su procedencia no es exactamente esta y que por lo tanto su antigüedad puede ser mayor”, explica Ríos Garaizar.