Guillermo Rodríguez-Gómez/EIA
Por lo general, el valor de los productos comerciales obedece a la relación entre la oferta y la demanda. El precio es alto cuando hay más demanda que oferta, y bajo cuando ocurre lo contrario. Para los humanos de hace un millón de años uno de los productos más importantes con el que se tenían que hacer era la carne. Los recursos alimenticios, también denominados tróficos, eran necesarios para el crecimiento, mantenimiento y reproducción de los individuos. Estas poblaciones obtenían estos recursos del medio, dependiendo de la oferta y la demanda. La oferta del producto (la carne) la proporcionarían los grandes mamíferos como jabalíes, gamos, ciervos, castores, caballos, bisontes, hipopótamos, rinocerontes o mamuts. La demanda, además de la propia población humana, provendría de otros carnívoros que habitaron la región en ese período, como grandes félidos, osos, hienas o cánidos. Cuantos más y más poderosos fuesen los carnívoros del medio, la demanda de carne sería mayor, su obtención más costosa y, por ello, la supervivencia de los humanos sería más difícil.
En la tesis doctoral que defendí en noviembre de 2015 en la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona, Modelización de la disponibilidad de recursos tróficos para las poblaciones paleolíticas de cazadores-recolectores, calculo cuál era la cantidad de carne a la que podían acceder estos humanos considerando la “ofertada” por los herbívoros y la “demandada” por los carnívoros. Los resultados de estos estudios indican que los humanos de la sierra de Atapuerca disponían hace 900.000 años de mucha cantidad de carne (a pesar de lo cual tuvieron comportamientos caníbales), mientras que en otros momentos con mayores carencias de carne (hace 600.000 años) se pudo producir una ausencia humana ante una mayor demanda. Sin embargo, este estudio revela que entre hace 1,1 y 0,2 millones de años la presencia o ausencia de homínidos en Europa no se puede relacionar únicamente con variaciones en la oferta o demanda de recursos cárnicos. Como muestran los trabajos de mi tesis doctoral, el estudio del paisaje o marco ecológico en el que se desarrollaron nuestros antepasados nos puede aportar información útil para entender aspectos de estas poblaciones humanas como su economía, fisiología, demografía o evolución cultural.