A los ojos de: Óscar Martín


Desde mi infancia me ha acompañado el interés por Atapuerca y sus yacimientos. Por cuestiones familiares tuve la oportunidad de saber de su existencia a muy temprana edad. Por alguna razón siempre sentí una atracción inexplicable y misteriosa hacia este lugar y lo que escondía.

Pasaron los años y en 2009 participé en la exposición “Evolucionarte. El Arte de la Evolución”, organizada por la Fundación Atapuerca junto a Mónica Freijo, de la Galería Arte Río 10. Expuse dos de mis esculturas, “Neolito” (de bronce y aluminio, realizada en 2006) e “Idolé” (de bronce, 2006), en la sede de la Fundación Atapuerca en Ibeas de Juarros (Burgos). Al año siguiente contactó conmigo Susana Sarmiento, entonces responsable de protocolo y relaciones institucionales de la Fundación, para encargarme el diseño de los Premios Evolución 2009 con carácter bienal. Sentí una gran alegría por participar en un proyecto de tanta trascendencia con dos de mis obras escultóricas. Se trata de un premio para reconocer a personalidades relevantes de la sociedad, de la ciencia y de la cultura. Lo viví como una gran oportunidad y una gran confianza depositada en mi trabajo.

La alegría aún creció mucho más cuando me enteré de que uno de los premiados era mi mecenas Antonio Miguel Méndez Pozo, presidente del Consejo de Cámaras de Comercio de Castilla y León, a quien le estoy muy agradecido por su gran ayuda y apoyo en mi aventura creativa, siempre desde su elegancia y sabiduría, pues me ha trasmitido grandes enseñanzas que me dan confianza y equilibrio en mi camino de vida.

Para los premios me conecté con la esencia de los yacimientos. Realicé dos obras diferentes, la primera con una carga mucho más primitiva, un enlace en el salto del homínido hacia el Homo sapiens, y la segunda con una simbología que parte desde la conexión humana prehistórica y su evolución. Aún tengo en mi memoria el correo electrónico que me enviaron desde la Fundación Atapuerca informándome de la entrega de los primeros premios. No pude asistir ya que me encontraba en Vittel (Francia) exponiendo algunos de mis trabajos en escultura, pero ¡qué gran cariño sentí al recibirlo! Me aportó mucha alegría y fuerza.

Para mí la época prehistórica siempre ha sido muy atrayente; durante mis estudios, me produjo un gran misterio las expresiones plásticas que inspiraron a grandes maestros a principios del siglo XX y lo siguen haciendo en la actualidad. Una expresión genuina, auténtica, movida por la propia necesidad de marcar, de acentuar, de señalar, de ritualizar. Representaciones naturales, nacidas desde lo profundo, desde la esencia natural humana, más allá de los condicionamientos a los que está sujeto en la actualidad el arte. En mi trabajo creativo también existe esa influencia primigenia.

En mi primera exposición en la Galería de Arte Stanley Street Galery de Sydney, en Australia, en 2019, titulé la muestra “Desde Atapuerca hasta Uluru”, con un sentimiento de amor hacia mis raíces y una gran apertura hacia nuestros hermanos al otro lado de la Tierra.

En agosto y septiembre de 2020 expuse una colección de mis piezas en acero, polímero, bronce y aluminio en el Museo de la Evolución Humana (MEH) de Burgos. Cada día realizaba varias visitas guiadas con público y todas las jornadas se agotaban las entradas. Explicaba los diferentes materiales, la simbología y los procesos de producción y acababa con una performance titulada “Vuelta al útero”. Era una propuesta arriesgada. Sin embargo, el director del centro, Alejandro Sarmiento, decidió añadirla a la programación y me facilitó todos los medios necesarios, incluido el excelente equipo humano del museo, para hacerlo posible.

Tengo un sueño relacionado con un santuario desde que empecé a colaborar con la Fundación Atapuerca. Cuando vi las imágenes de ese lugar algo me recorrió el cuerpo, algo se prendió en mi corazón, en mi memoria celular. Un gran deseo de sentirme dentro y de conectar con las emociones de ese espacio, con los sentimientos de los ancestros que lo habitaron, visitaron o veneraron. Mi intuición me dice que voy a encontrar diferentes sensaciones: alegría, euforia, miedo, amargura, tensión, culpa, agradecimiento, tristeza, celebración, entusiasmo. Entiendo que van a ser sentimientos muy intensos, emociones que han quedado con el paso del tiempo atrapadas en la vibración de sus grabados, energías de pura vida. Tengo la esperanza de que algún día pueda tener el gran privilegio de ser invitado a entrar a resonar con este espacio para mí sagrado. Este lugar se llama Galería del Sílex. En uno de los grabados que hay en su interior me inspiré en año 2014 para la realización de la escultura, con el mismo nombre, para la Fundación Atapuerca, una institución a la que tengo un inmenso respeto, puesto que ha conseguido ilusionar a muchísimas personas que han dado y siguen dando lo mejor de sí mismas para hacer posible este magnífico proyecto. Concentra un equipo maravilloso que ha logrado difundir e ilusionar, a través de estos yacimientos, al público general por la investigación del origen de nuestros antepasados, de aquellos que dieron el salto evolutivo hacia una nueva especie.

Un conjunto de lugares que reúne el Sistema Atapuerca como un “tesoro”. Te invito a visitarlo en Burgos y su provincia. Un nombre que se conoce en todo el planeta: ¡Atapuerca!

Óscar Martín de Burgos

Escrito y activista plástico

Para más información:

Españoles sin fronteras

https://m.youtube.com/watch?v=i30bm5130xg&t=23s

Exposición en el Museo de la Evolución Humana, agosto 2020

https://m.youtube.com/watch?v=1S2p9VHu63Q