El desarrollo del hombro de 'Homo antecessor' era similar al nuestro


Por Daniel García-Martínez / CENIEH

El estudio del hombro, técnicamente denominado “cintura escapular”, proporciona información sobre aspectos relevantes de la evolución humana como la locomoción, la forma del cuerpo, la posibilidad de trepar con facilidad o la habilidad para lanzar objetos con notable precisión (piedras, jabalinas, etc.). Para averiguar los cambios experimentados por esta parte de nuestra anatomía durante la evolución humana es necesario contar con un hueso plano: el omóplato o escápula. El registro fósil de nuestra filogenia apenas cuenta con un puñado de estos fósiles tan delicados, que ha dificultado sobremanera el estudio del crecimiento y desarrollo de los hombros durante la evolución humana. Por fortuna, en el nivel TD6 del yacimiento de la cueva de la Gran Dolina (sierra de Atapuerca) se han conservado dos escápulas: una de ellas perteneció a un individuo infantil y la otra, a un individuo de edad equivalente a la de un adolescente actual. Estas piezas se obtuvieron durante la excavación de la primera década del siglo XXI y pertenecieron a la especie Homo antecessor.

Tras un largo estudio de estos dos fósiles, el mes pasado se publicó bajo la supervisión del profesor José María Bermúdez de Castro una investigación pionera acerca del crecimiento y desarrollo de los hombros en la revista Scientific Reports, en colaboración con David Green, de la Universidad Campbell (Estados Unidos). En un análisis previo de estos dos restos se había observado que la morfología de las escápulas era muy similar a la nuestra, pero faltaba conocer el modelo de crecimiento y desarrollo de los hombros, que podía averiguarse mediante nuevas investigaciones. En este trabajo se explican las modificaciones que experimentaban los hombros en la especie Homo antecessor durante su desarrollo. Con la escasa información disponible se sabía que las escápulas de los australopitecos, nuestros antecesores del Plio-Pleistoceno, se parecían en cierto modo a las de los grandes simios como chimpancés o gorilas, y diferían de las nuestras. Sabemos que el desarrollo de nuestros ancestros más "arcaicos" era muy similar al de los simios antropoideos, y la morfología de sus hombros denota que aún conservaban la capacidad para trepar con facilidad. Nosotros, en cambio, hemos perdido esa habilidad. Los huesos de nuestra cintura escapular han experimentado modificaciones en consonancia con unas capacidades diferentes. Pero ¿cuándo surgieron nuestras peculiaridades anatómicas?

Para profundizar en esta cuestión, en este estudio se utilizan herramientas de antropología virtual y morfometría geométrica 3D para examinar el desarrollo de la cintura escapular de la especie Homo antecessor, en comparación con el de otras especies del Plioceno y del Pleistoceno inferior, como Australopithecus sediba o Australopithecus afarensis. También se combina esta información con una muestra muy amplia de Homo sapiens y de chimpancés (Pan troglodytes). Los resultados muestran que la trayectoria del desarrollo del hombro de esta especie ya era muy similar al de nuestra especie, aunque el crecimiento pudo ser algo más rápido. Estos resultados acerca de la rapidez en el desarrollo encajan también con la investigación del doctor Mario Modesto Mata y colaboradores en base a la histología dental, que también proponían un desarrollo más rápido en Homo antecessor.

En conclusión, hace casi un millón de años nuestra evolución ya había logrado prácticamente por completo todas las capacidades biomecánicas que caracterizan a Homo sapiens y se había alejado definitivamente de las posibilidades que aún conservaron las especies más arcaicas de la filogenia humana, como la habilidad para trepar con enorme agilidad.

Referencia:

García-Martínez, D., et al., 2021. Evolutionary development of the Homo antecessor scapulae (Gran Dolina site, Atapuerca) suggests a modern-like development for Lower Pleistocene Homo. Scientific Reports. DOI: https://doi.org/10.1038/s41598-021-83039-w