¿Cómo se formaron los sedimentos de Gran Dolina?


Por Isidoro Campaña / Universidad de Málaga y Alfonso Benito-Calvo / CENIEH

Un grupo de geólogos y científicos de varios centros y laboratorios acaban de publicar un trabajo en la revista Journal of Iberian Geology, donde se estudian los sedimentos de interior del yacimiento de Gran Dolina (sierra de Atapuerca) y que permite analizar cómo funcionaban las cuevas cuando eran inundadas por las aguas subterráneas del río Arlanzón. Las cuevas funcionan como trampas de sedimentos, ya que éstos entran en su interior y quedan preservados de la erosión externa. Estos sedimentos pueden acceder al interior de la cueva a través de entradas cercanas denominándose sedimentos de exterior o de entrada, o bien pueden venir arrastrados por las galerías del interior del karst denominándose sedimentos de interior.

Gran Dolina es una cueva rellena por, al menos, 25 metros de sedimentos pleistocenos que han sido divididos en 12 unidades diferentes según sus características. De estas 12 unidades, las dos unidades más bajas, denominadas TD1 y TD2, corresponden con sedimentos de interior de cueva. Estas unidades, que tienen unos 9 metros de espesor, se empezaron a depositar hace unos 1,3 millones de años, en una cronología parecida a los hallazgos de homininos encontrados en la Sima del Elefante.

El estudio de estas dos unidades ha permitido separar la unidad TD1 en dos sub-unidades y trece niveles, y la unidad TD2 en tres sub-unidades. Los sedimentos que componen estas dos unidades consisten, principalmente, en espeleotemas y finas laminaciones de arenas, limos y arcillas. Las laminaciones de arenas, limos y arcillas se formaron por el transporte de un curso de agua desde el interior del karst hasta la cueva de Gran Dolina. La energía de este curso de agua no era constante. En el momento del depósito de las arenas tendría más energía, mientras que el depósito de las arcillas requiere muy poca energía, casi como un lago subterráneo. Estas variaciones de energía pueden deberse a cambios climáticos cíclicos del orden de miles de años. En estos momentos la cueva de Gran Dolina estaría en condiciones freáticas, es decir, inundada por aguas subterráneas. Por otro lado, los espeleotemas indican momentos sin agua en el interior de la cueva, es decir, condiciones vadosas.

En total, se han identificado al menos diez eventos de cambios entre estas condiciones freáticas, en las que el nivel del agua estaría en el interior de la cueva, y las condiciones vadosas, en las que el nivel del agua estaría por debajo de la cueva. Estos cambios pueden relacionarse con la evolución de la cuenca del río Arlanzón y cambios ambientales en la sierra de Atapuerca.

Referencia:

Campaña, I.; et al., 2022. Revision of TD1 and TD2 stratigraphic sequence of Gran Dolina cave (Sierra de Atapuerca, Spain). Journal of Iberian Geology. In Press. DOI: https://doi.org/10.1007/s41513-022-00200-8