Los Claveles, sede central o campamento base


Corría el año 1976 cuando Emiliano Aguirre llamaba a la puerta del restaurante “Los Claveles” (en Ibeas de Juarros), regentado por Sole y Juan Ángel. Era un lunes sobre las 19 horas, lo recuerdan bien porque en aquellos tiempos solo cerraban ese día por la tarde. Sole no dudó ni un segundo en abrir le abrió la puerta y le preparó las habitaciones. De eso hace ya 40 años, y desde ese día la familia de “Los Claveles”convirtió a este equipo en parte de su familia.

Si quieres sacarle una sonrisa a Sole o a cualquiera de los hijos que actualmente están a cargo de“Los Claveles” (Carlos, Raquel y Santi), incluida aTere, que fue una más en la familia, solo tienes que preguntarles por aquellos veranos de los 80. Todos ellos coinciden en que fueron años de risas, de cariño, de buen humor y de mucho trabajo. Durante los primeros años solo se alojaba Emiliano Aguirre, que como dice Sole, “daba gusto oírle hablar, y su mirada trasmitía paz y cariño”. Los siguientes años Emiliano vino con una veintena de jóvenes que desayunaban, comían y cenaban allí, todos los días. Recuerdan que la mayoría eran de Zaragoza o Cataluña, mencionan nombres como Rodolfo, Enrique, Aurora, Yolanda, Nacho, Ana G., Juan Luis, Eudald, José María y muchos más; de Burgos por aquel entonces solo estaban Carlos Diez y Ana Isabel. Sole se acuerda mucho del día que vio por primera vez a Eudald, con una larguísima barba, sin zapatos y fumando en pipa. En su memoria tiene grabado cómo Eudald se comía las moscas, “me acuerdo mucho de cómo se las guardábamos en botes”, explica con una carcajada. “Todos eran y son un equipo unido con un buen corazón y aunque han llegado a lo más alto en su profesión siguen siendo igual que hace 40 años. Eso les hace muy especiales”, concluye Sole. Santi, por su parte, se acuerda mucho del grupo que lavaba en el río, ya que muchas tardes iba a verles y les llevaba los bocadillos. “Muy buena gente”, apunta. Uno de sus mejores recuerdos fue el día en que descubrieron un importante hallazgoen el río, y todos chillaban y saltaban de alegría. Sin duda, “les ilusionaba su trabajo y se les notaba de lejos”, afirma Santi. Por entonces no existían los móviles, pero se comunicaban rápidamente los hallazgos y siempre lo celebraban con un buen vino que el mismo Emiliano elegía de la bodega que Juan Ángel cuidaba con esmero. Lo que más admiraban Raquel y Tere de todos ellos era que después de estar todo el día trabajando duramente en los yacimientos, cuando llegaba la hora de la cena, siempre las saludaban con una sonrisa y con muy buen humor. “Después de las cenas siempre encontraban un momento para divertirse”, apunta Carlos, que recuerda esas noches jugando con ellos al futbolín en La Vega (un antiguo bar de Ibeas), bailando en las verbenas de los pueblos, o charlando sobre el futuro de Atapuerca en los bancos de La Cantina.

Las primeras ruedas de prensa se hacían en el comedor de “Los Claveles”. Sole se acuerda muy bien porque ponía los mejores manteles, preparaba todo con mucho cariño y el teléfono no paraba de sonar: periodistas, familiares, colegas… todos sabían dónde encontrarlos.

En Los Claveles tienen mucho cariño a cada una de las personas que conocieron en esos años. Algunos siguen y otros no, como “Motoflash” (Mariano Bautista, que murió hace un tiempo), que siempre estaba con una sonrisa y fotografiando cada momento. Hoy día siguen compartiendo buenos momentos con muchos de ellos y sin duda esos años forjaron un vínculo muy importante con todos ellos.

Los yacimientos de la sierra de Atapuerca y “Los Claveles” han crecido de la mano, gracias al esfuerzo y sacrificio de jóvenes y con grandes ilusiones. Durante estos 40 años “Los Claveles “ha sido la sede central del Equipo de Investigación de Atapuerca, un lugar de encuentro, de confidencias, de gestación de proyectos y, por su puesto, de celebraciones. Desde este espacio, toda la familia de “Los Claveles” quiere felicitar al Equipo de Investigación de Atapuerca por el impresionante trabajo que han realizado durante estos 40 años y, sobre todo, por ser un gran EQUIPO compuesto por grandes personas.