Gran Dolina TD3


Por Coordinadoras: Elena Santos y María Martinón-Torres

Un jaguar y dos caballos

A lo largo de 2025 se han logrado avances significativos en la excavación del nivel TD3 de la Gran Dolina, considerado el primer nivel fértil de la secuencia estratigráfica de este importante yacimiento.

Los trabajos de excavación realizados en esta campaña han aportado nuevas evidencias y hallazgos que contribuyen significativamente a los estudios sobre la historia geológica y paleoambiental del yacimiento. Tras un evento catastrófico que provocó el colapso de grandes bloques del techo y las paredes, la cueva habría quedado anegada. Estos bloques fueron recubiertos por una capa estalagmítica con formas de precipitación tipo "coliflor", típicas de ambientes subacuáticos. Posteriormente, con la apertura de la cavidad al exterior, la cueva funcionó como una trampa natural: los animales caían al interior y quedaban atrapados en pozas y charcas, formando lo que hoy conocemos como el nivel TD3.

En este nivel se han recuperado restos de grandes mamíferos que habitaron la Sierra de Atapuerca hace cerca de un millón de años, testimonio de la notable biodiversidad de la época. Se han hallado tanto individuos jóvenes como adultos seniles de herbívoros como caballos, rinocerontes, bisontes y diversos cérvidos. Entre estos últimos destacan dos especies de ciervos gigantes: el Eucladoceros y el Megaloceros. Algunos restos se encuentran en asociación anatómica, lo que sugiere que los animales murieron y se descompusieron in situ tras caer en la cueva.

También se han identificado restos de carnívoros, incluyendo félidos, cánidos y osos. Estos últimos podrían haber accedido al interior a través de galerías secundarias durante periodos de hibernación, falleciendo en la cueva.

Entre los hallazgos más destacados de esta campaña figuran un impresionante cráneo completo de jaguar europeo —clave para futuros estudios paleontológicos—, una mandíbula casi completa de un antepasado del lobo, así como varias mandíbulas de caballo, escápulas, metápodos y falanges de ciervo gigante, restos de bisontes y rinocerontes. Y, cómo no, restos de osos: tanto de individuos infantiles como de ejemplares seniles, que siguen aportando valiosa información sobre una especie descrita en Atapuerca como posible antecesora de los osos de las cavernas.

Estos hallazgos refuerzan la importancia del nivel TD3 para comprender los ecosistemas del Pleistoceno en Europa y subrayan el valor excepcional del yacimiento de la Gran Dolina en el estudio de la evolución faunística y ambiental de la región.

Mandíbula de cánido recuperado en el nivel TD3. Foto: Maria D. Guillén / IPHES-CERCA