Tres nuevas tesis sobre los yacimientos de Atapuerca


Diciembre 2018

En estos últimos meses, tres investigadores han leído sus tesis doctorales sobre los yacimientos de la sierra de Atapuerca. Por un lado, Claudia Álvarez Posada, doctoranda del Programa de Evolución Humana, Paleoecología del Cuaternario y Técnicas Geofísicas Aplicadas a la Investigación de la Universidad de Burgos (UBU), defendió su tesis doctoral titulada “Contexto cronológico de las primeras expansiones humanas en la cuenca Circum-Mediterránea mediante la aplicación del paleomagnetismo”. Esta tesis, que se presentó el 9 de noviembre en el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), ha sido dirigida por el profesor Josep María Parés Casanova, coordinador del Programa de Geocronología y Geología del CENIEH.

En este trabajo, la autora, que ha sido monitora arqueológica de la Fundación Atapuerca, realizó análisis paleomagnéticos en una serie de yacimientos localizados en el sur de España y el norte de África con presencia humana durante el Paleolítico inferior. Concretamente, la investigadora se ha centrado en los yacimientos de Fuente - 3 y Solana del Zamborino en la cuenca de Guadix-Baza, en Orce (Granada, España); en el yacimiento de Gran Dolina, en Atapuerca (Burgos, España); así como en la propia Cuenca del Duero y en la Cuenca Aïn Bni Mathar (Aïn Bni Mathar, Marruecos). El paleomagnetismo, que es la técnica que ha utilizado, consiste en estudiar las variaciones del campo magnético del planeta a lo largo de miles de millones de años y que han quedado registradas en los materiales depositados a lo largo del tiempo. Esto permite obtener un registro temporal muy amplio, de más de 180 millones de años. Además, es una técnica no destructiva para los restos, dado que se aplica sobre el sedimento. El objetivo de este trabajo ha sido ampliar la información cronológica existente para conseguir un marco temporal más exacto de cuándo se produjo la presencia humana en esas localidades.

Jaime Lira, beneficiario de la ayuda económica de la Fundación Atapuerca

Por otro lado, el pasado 26 de noviembre, Jaime Lira Garrido, especialista en ADN antiguo y miembro del Equipo de Investigación de Atapuerca, defendió en la Universidad Complutense de Madrid su tesis doctoral titulada “Estudio de la domesticación del caballo (Equus caballus) en la península ibérica a partir del análisis de ADN mitocondrial antiguo”. Este trabajo ha sido dirigido por el profesor Juan Luis Arsuaga, codirector de los yacimientos de la sierra de Atapuerca.

En esta investigación, Jaime Lira ha analizado más de 200 restos fósiles de veinte yacimientos ibéricos con cronologías desde finales del Pleistoceno superior hasta la Edad Media, y los resultados obtenidos los ha comparado con más de 2.000 secuencias de ADN de caballos de todo el mundo (de individuos modernos y secuencias de ADN antiguo). Este trabajo ha permitido identificar los grandes linajes mitocondriales que estuvieron presentes en las poblaciones ibéricas de caballos salvajes de finales del Pleistoceno y cuantificar cuántos linajes se perdieron en el tránsito del Pleistoceno al Holoceno. Además, uno de los resultados más reveladores de esta investigación ha sido la identificación de un linaje genético que durante el Holoceno se distribuyó únicamente en la península ibérica. Este linaje estuvo involucrado en el proceso de domesticación en Iberia, lo que confirma la importancia que tuvieron los caballos salvajes ibéricos en la formación de las poblaciones domésticas locales. Este linaje mitocondrial se identificó hace unos años entre caballos Pura Sangre Lusitana, y se denominó haplogrupo Lusitano C. Asimismo, este haplogrupo ha aparecido entre caballos de razas americanas, un hecho que muestra la estrecha relación entre los caballos ibéricos y los caballos que se llevaron al Nuevo Mundo. Aunque en el pasado este haplogrupo estuvo ampliamente representado entre los caballos ibéricos, en la actualidad su presencia es mínima entre caballos modernos ibéricos y de origen ibérico, por lo que corren el riesgo de desaparecer. Esta investigación no solo aporta información sobre la diversidad genética de las poblaciones de caballos ibéricos del pasado, sino que, además, permite identificar linajes sobre los que desarrollar programas de gestión del patrimonio genético ibérico.

Yuliet Quintino

Por último, la doctoranda del Programa de Evolución Humana, Paleoecología del Cuaternario y Técnicas Geofísicas Aplicadas a la Investigación de la Universidad de Burgos, Yuliet Quintino Arias defendió su tesis doctoral el pasado 3 de diciembre. La tesis, que lleva por título “Estudio de los patrones de crecimiento y desarrollo craneofacial y dental en humanos actuales”, ha sido dirigida por José Miguel Carretero Díaz y Rebeca García González, profesores de la UBU y miembros del Equipo de Investigación de Atapuerca.

En esta tesis doctoral se han abordado cuestiones relacionadas con el crecimiento y desarrollo craneofacial y dental en nuestra especie. Así, se ha determinado cómo la variación temporal, geográfica y sexual afecta los procesos de crecimiento y desarrollo.

En la primera parte del trabajo, se responden preguntas relacionadas con la variación en el desarrollo dental y el dimorfismo sexual presente en la distribución de los tejidos dentales. Se ha determinado por primera vez qué método de estimación de edad basado en la madurez dental es el más adecuado para ser usado en individuos españoles. Por otro lado, también se ha determinado qué método de estimación de edad en base al desarrollo dental resulta más adecuado cuando no se puede identificar el sexo de las víctimas por razones de catástrofes masivas o accidentes. Asimismo, se han estudiado los mecanismos hormonales que subyacen a la expresión del dimorfismo sexual en molares. A partir de los resultados que se han obtenido, se ha desarrollado un método para determinar el sexo a partir de la cantidad de tejidos presente en molares los cuales pueden ser fácilmente aplicados tanto en individuos inmaduros como e individuos adultos.

En la segunda parte de la tesis doctoral se ha determinado las diferencias en las trayectorias de crecimiento ontogénicas presentes en individuos con diferentes biotipologías faciales. Finalmente, se ha establecido el patrón de remodelado óseo facial que caracteriza a individuos inmaduros de nuestra especie.