Tras los pasos de los neandertales


Junio / Julio 2017

El periodo geológico en el que tuvo lugar la evolución humana en Europa se denomina Pleistoceno. Este periodo se subdivide en: Pleistoceno inferior (entre hace 2.600.000 años y hace 780.000 años), Pleistoceno medio (entre hace 780.000 años y hace 127.000 años) y Pleistoceno superior (entre hace 127.000 años y hace 12.000 años). Los yacimientos de la sierra de Atapuerca son mundialmente conocidos por sus magníficos registros fosilíferos que abarcan un extenso intervalo temporal comprendido entre hace 1.200.000 años y hace 300.000 años. Durante este tiempo, las cuevas permanecieron accesibles tanto a los humanos como a las otras especies de los ecosistemas pleistocenos, hasta que, hace alrededor de 150.000 años, la entrada de sedimentos en las cuevas terminó por colmatar sus entradas. Este cierre de las entradas de las cavidades determinó el final del proceso de formación de los yacimientos, que permanecieron ocultos a la vista hasta que las obras de un ferrocarril minero reabrieron la caja de los tesoros. Durante todo ese tiempo, no solo se acumularon en las cuevas los restos de animales y de herramientas líticas, sino que también se han preservado, y recuperado, restos de distintas especies humanas: Homo sp. en la Sima del Elefante, Homo antecessor en Gran Dolina (ambas correspondientes al Pleistoceno inferior) y Homo heidelbergensis (especie que actualmente se encuentra en reevaluación) en los yacimientos del Pleistoceno medio de Galería y Sima de los Huesos. El periodo posterior al Pleistoceno, denominado Holoceno (entre hace 12.000 años y la actualidad), también se encuentra bien representado en otros dos yacimientos de la sierra: El Portalón de Cueva Mayor y la cueva de El Mirador. En ambos lugares se han recuperado restos de nuestra propia especie, Homo sapiens.

En este panorama, existía un notable vacío en el registro de fósiles humanos de los yacimientos de Atapuerca. Faltaba una especie humana que vivió a finales del Pleistoceno medio y durante gran parte del Pleistoceno superior: Homo neanderthalensis. Los neandertales son bien conocidos en Europa debido a la abundancia de yacimientos del Pleistoceno superior. De hecho, en la también burgalesa cueva de Valdegoba (en Huérmeces), se han recuperado restos neandertales que demuestran que esta humanidad habitó las tierras de Burgos a no muchos kilómetros de Atapuerca. Entre las señas de identidad del Equipo de Investigación de Atapuerca (EIA) se distingue su perseverancia. Así, durante décadas, el EIA no ha cesado en la búsqueda de vestigios de los neandertales en la sierra de Atapuerca, para completar el registro de la evolución humana europea en este extraordinario complejo de yacimientos. En ningún otro lugar del continente se dispone de la secuencia completa de la evolución humana desde su arribada a Europa hasta la actualidad.

Las cuevas de El Mirador y El Portalón de Cueva Mayor han sido extensamente excavadas y bajo los potentes niveles del Holoceno se han encontrado en ambos yacimientos sedimentos correspondientes al Pleistoceno superior. Sin embargo, estos sedimentos solo se han alcanzado en áreas muy limitadas, y para poder excavar en extensión estos niveles es necesario primero excavar sistemáticamente metros de sedimentos de edades más recientes, por lo que aún se tardarán décadas en alcanzar en estos yacimientos los niveles correspondientes a los neandertales y a los primeros Homo sapiens (popularmente conocidos como cromañones) que compartieron los ecosistemas europeos durante algunos milenios. Por otro lado, un equipo del EIA ha rastreado otros yacimientos, fuera de las cuevas, recuperando herramientas líticas del Modo 3 o Musteriense (propias de los neandertales) en varios lugares como Hundidero y Hotel California.

En el año 2008 comenzaron los trabajos de excavación en un sector de Cueva Mayor denominado Galería de las Estatuas. Dicho nombre hace referencia a las fabulosas formaciones de espeleotemas (estalactitas y estalagmitas) que se encuentran en esta parte de la cueva. Para poder alcanzar los niveles de sedimentos fértiles arqueológicamente, fue preciso abrirse hueco en un suelo carbonatado que sella los sedimentos. Desde entonces hasta ahora se han excavado dos catas estratigráficas denominadas Estatuas I y Estatuas II. Los estratos excavados son ricos en restos de ungulados tales como équidos (caballos y asnos salvajes), ciervos y bóvidos (uros y bisontes), además de carnívoros tales como hienas, félidos (linces, gato montés), zorros y tejones. Los restos óseos conservan intactas las marcas de corte y percusión que evidencian el origen antrópico del yacimiento. Además de los restos de fauna, se ha recuperado un rico conjunto de industrias líticas que, arqueológicamente, son las características del Modo 3, es decir, propias de los neandertales. Por fin encontramos registros del Pleistoceno superior en las cuevas de Atapuerca. Ya sabemos que los neandertales estuvieron en esta sierra y que también, al igual que sus antepasados, se refugiaron en sus cuevas, aprovecharon las materias primas de la región y se alimentaron de los animales que la habitaban. También sabemos que fueron capaces de adaptarse a las oscilaciones climáticas que afectaron a esta región y que cambiaron la configuración de la vegetación.

La aparición en 2016 de un parietal humano neandertal en la Cueva Fantasma, abrió una ventana de posibilidades fascinante, incluyendo la posibilidad de encontrar nuevos restos neandertales en contexto arqueológico. Este sueño se ha hecho por fin realidad el penúltimo día de la campaña de 2017 con la aparición de una falange de pie neandertal en el yacimiento de la Galería de las Estatuas. La aparición de estos pequeños huesos es muy infrecuente debido a su fragilidad y los científicos lo contemplan como un buen augurio de hallar fósiles de otras regiones del esqueleto en el futuro.